“Cartografía sonora de la ciudad. “Antropología de lo cercano»
Experiencia en proceso presentada el 31 de Agosto de 2012 en el 1º Coloquio de Comunicación para la Transformación Social – Escuela de Ciencias de la Información – Universidad Nacional de Córdoba
Eje Temático: Experiencias para la transformación social: TICs y ciber espacio, educación, universos laborales, artísticos, nuevas sociabilidades y subjetividades.
Dirección de la Experiencia: Marta Pereyra DEA
Integrantes: Lic. Alejandra Sánchez Ferreiro, Lic. Florencia Risolo, Ana Maristany, Juan Vélez.
Resumen
La ciudad como hecho colectivo se manifiesta, fundamentalmente, en la red de espacios públicos. A través de la cartografía sonora, nos interrogamos sobre los diferentes sentidos que puedan adquirir estos espacios desde la dimensión del sonido. Esta cartografía relata, retrata, cronica, comenta, opina sobre lugares, personajes, instantes, espacios, momentos, trayectos de la ciudad.
Desde estos disparadores, el Proyecto Cartografía sonora de la ciudad: antropología de lo cercano, consiste en el relevamiento del deambular cotidiano de nuestra ciudad expresando, a través del lenguaje sonoro, sus carencias, sus contradicciones, sus estímulos culturales, su devenir, en un aquí y ahora. El lenguaje sonoro aporta el estímulo a la imaginación de quien acceda a cada nodo de este entramado. Mediante variadas formas el mapa releva la ciudad a la vez que revela lo que los productores han decidido compartir.
La otra condición básica del Proyecto es la web, que permite una percepción de nosotros (individuo, barrio, ciudad) como partículas de redes mayores, un efecto de conectividad en tiempo real. La posibilidad de crear redes al interior, entre organizaciones e individuos es una ventaja que aprovechamos de internet para expandir, procesar y compartir las piezas sonoras. Mapear la ciudad y a nosotros mismos nos permite visualizar un espacio donde la actividad de la ciudad como organismo vive, es dinámica, tiene movimiento y allí, en ese espacio, establecemos el diálogo entre la obra (el mapa), los productores sonoros y las audiencias, todos formando parte del proceso.
Cada nodo — un vínculo — un sonido -– una historia — la ciudad.
La ciudad y los individuos
“Toda identidad se genera y constituye en el acto de narrarse como historia, en el proceso y en la práctica de contarse a los otros”. (Bhabha, 1977; Marinas, 1995: 66-73 y 2004) Contar significa narrar historias pero también ser tenidos en cuenta por los otros; dos relaciones constitutivas: para ser reconocidos por los otros es indispensable contar nuestro relato, ya que la narración no es sólo expresiva, sino constitutiva de lo que somos tanto individual como colectivamente. Y, especialmente en lo colectivo, las posibilidades de ser re-conocidos, tenidos en cuenta y de contar en las decisiones que nos afectan depende de la capacidad que tengan nuestros relatos para dar cuenta de la tensión entre lo que somos y lo que queremos ser. (Barbero, 2010:143)
Este lugar que frecuentamos como individuos es re-vivido y compartido a través del lenguaje que testimonia múltiples impregnaciones, desde la subjetividad de cada uno. “La ciudad es escenario que encauza y regula el movimiento social. Pero es también signo, texto que brinda tantos relatos, explicaciones y significados, como ciudades existen. Es libro de piedra que explica quiénes, dónde, cómo, de qué manera. Que otorga y prohíbe. No podríamos decir, al igual que Hall, que la ciudad es “un lenguaje silencioso e invisible”, porque es en su visibilidad que adquiere su carácter de lenguaje y es en su lectura que se descubren narraciones fundacionales, estructuras de poder, orden social, modelos culturales”. (Sanguineti, 2010)
“Pero además, en ese diálogo interrumpido entre el hombre y su ciudad, el hombre busca materias para su expresión. El arte aparece así, como medio y a veces como fin para dar continuidad a la historia, para instaurar un momento de conciencia perdurable, creando y recreando estilos y formas de hacer y pensar la obra artística. Este modo de concebir la estética implica una aproximación al significado que adquiere la obra en relación a su contexto. El hombre de las ciudades plasma en ellas, dice de sus formas, de las texturas, de sus volúmenes, de las emociones y horrores que fluyen y se mueven por un entramado que está por encima y por debajo de la vida urbana: el artista “escribe” de algún modo otra ciudad para describirse a sí mismo y a los demás”.
La ciudad y los sonidos
El proyecto de paisaje sonoro mundial (World Soundscape Project) liderado por Murray Shaffer en la universidad Simon Fraser, en Canadá a finales de los años sesenta, fue un espacio académico, de investigación sobre el ambiente sonoro de la ciudad, donde a partir de la grabación de los sonidos ambientales de la localidad, se estudiaba el cambio constante que sufría el territorio y la manera como estos mismos sonidos lo afectaban y lo transformaban; desde allí surge el término de paisaje sonoro. Aquel proyecto de paisaje sonoro mundial buscaba la documentación, a nivel mundial, de los sonidos en cada lugar del planeta, que todo el tiempo están en vías de extinción, por la constante transformación que sufren las ciudades.
Bajo la misma premisa de tomar los sonidos – y su ausencia- como material cultural y artístico, han florecido movimientos como el canalizado por el colectivo gallego Escoitar, un grupo que cuenta entre sus filas con musicólogos, un antropólogo, un ingeniero de sonido o un gestor cultural. En torno a una idea primigenia: “¿Se puede representar Galicia sonoramente?” están embarcados desde 2006 en diferentes proyectos de compilación de sonidos sociales, industriales, naturales o urbanos, por mencionar alguna categoría, para realizar actividades artísticas como cartografías o paseos sonoros. “Partimos de la idea de que el conocimiento occidental ha primado los parámetros visuales, quizá porque escuchar conlleva más tiempo”, explica Juan Gil, uno de los miembros. “Sin embargo, la escucha es capaz de ubicarnos más en un espacio. Tiene una capacidad de inmersión, además de una cualidad táctil, como cuando podemos sentir un sonido intenso a través de su vibración”.
Ese aspecto sensorial opuesto al carácter intelectual de las imágenes es algo que también destaca Maite Camacho, codirectora del Festival In-Sonora, una convocatoria anual y pública que tiene lugar en diferentes espacios de Madrid. “Además de ser una materia artística no tan trillada, con el sonido no hay que plantearse si se entiende o no”, argumenta. “Lo que define al sonido es su maravillosa inmaterialidad”, enfatiza el compositor experimental Francisco López. Algunas propuestas, sin embargo, se fundamentan precisamente en la comprensión de lo que se oye. David Toop -músico inglés- lo resume así: “El sonido tiene que ver más con la inteligibilidad y la fluidez, todo se reduce a la sensibilidad de la escucha. En muchas sociedades no se le ha dado importancia a esta experiencia, pero gracias a eso se abre todo un nuevo área para realizar descubrimientos”.
El sonido queda registrado en un nivel distinto del nivel del lenguaje o de lo visual. Lo visual enfatiza el razonamiento cuantitativo regido por el hemisferio izquierdo del cerebro, mientras que lo acústico, regido por el hemisferio derecho, crea un pensamiento cualitativo. El sonido produce placer corporal y no necesariamente intelectual, puesto que el componente irracional le es propio, va más allá de la razón. Lo sonoro es una especie de lengua extranjera que no hablamos pero que nos habla. Sabe de nosotros lo que nosotros ignoramos.
“La reinvindicación del sonido es una necesidad para construir una nueva teoría del conocimiento que permita el estudio de nuestra sociedad a través de su imaginario sonoro”. (Estévez, 2008) Un proyecto que nos permita aproximarnos al patrimonio de la ciudad, comprender y concebir nuestra identidad sonora, la de nuestros lugares, nuestra gente y su idiosincrasia.
Nuestro interés por la sonósfera, que se presenta como un ámbito de complejidad atravesado por un amplio espectro de intereses que van desde la geografía a la ecología acústica, nos ubica específicamente en un proyecto de creación artística impregnado fuertemente por la antropología. “La escucha desempeña un papel en el modo en que las personas se relacionan entre sí como sujetos a través de medios físicos, sensitivos y especialmente auditivos”. (Earlmann 2005:2-3) Las culturas poseen sus propias acústicas a partir de las que se crea una red de significados, una relación en la cual se solapan sonidos “útiles” y “residuales” construyendo una “identidad” aural, una conciencia de pertenencia a uno o a varios grupos, en un entramado de realidades transversales en las que se funde memoria y presente.
No hay categorías para los lugares que transitamos. Nos impactan y los interpretamos en el lenguaje audio sobre la idea de que las metrópolis son configuradas esencialmente por los sonidos que producen, pues cada acción o movimiento siempre tendrá un efecto que se propagará, de manera inevitable a través del viento. Incluimos en la noción de lugar la posibilidad de los recorridos que en él se efectúan, los discursos que allí se sostienen y el lenguaje que lo caracteriza. (Augé, 1992: 86)
Nuestros relatos sobre algún lugar y algún momento de la ciudad son expresados, son hablados a través de un mapa. Una cartografía que dá cuenta no sólo del estado de ser de la ciudad, sino de los recorridos personales a través de lo cuales pretendemos hablar de ella. A la manera de un relato de viaje, vamos construyendo el sentido del lugar desde nuestra experiencia al transitar, al ver, al oír. Es decir que es el lugar puesto en práctica a través de la mirada de quienes transitamos y nos detenemos, evocamos, observamos, estáticos o en movimiento.
El mapa sonoro acompañará a otros peregrinos marcando algún itinerario o de forma aleatoria, ninguno, en una interacción que producirá otros sentidos que se acomodarán como una nueva capa o manto sobre la ciudad.
La ciudad y el concepto estético digital
Metáfora de las nuevas modalidades de lo social, la creación de espacios urbanos sonoros en la web posibilita performatividades estéticas que la virtualidad abre para el campo del arte y también para la recreación de la participación social y política. Esta participación pasa por la activación de las diversas sensibilidades y socialidades hasta ahora tenidas en cuenta como incapaces de actuar y de crear, y de interactuar con la contemporaneidad técnica. La experimentación hipertextual, que incorpora lo sonoro y le agrega elementos, posibilita otras formas de construir arquitecturas de lenguajes. Así, la obra sonora en la red se desplaza del eje estético en el que fue creado hacia las interacciones y los acontecimientos.
Afortunadamente las nuevas tecnologías de comunicación han vuelto a construir un espacio acústico que, al ser virtual, conlleva otra serie de implicaciones socioculturales, sin embargo este espacio acústico se caracteriza por la amputación de fronteras de tiempo y espacio (la red Internet).
Los espacios de la ciudad puestos en la red ganan no sólo una forma de conservación sino fundamentalmente la democratización de sus usos. Este disponer de la obra permite una activación permanente, es decir, su puesta en conexión con otros ya sea en términos cronológicos o temáticos, generales o especializados. “Los intercambios virtuales configuran nuevos rasgos culturales a medida que tales intercambios se densifican y expanden hacia una gama creciente de ámbitos de la vida de la gente. (…) Los cambios en las prácticas comunicativas por efecto de medios interactivos a distancia modifican la sensibilidad de los sujetos, sus formas de comprensión del mundo, la relación con los otros y las categorías para aprehender el entorno”. (Martín Hopenhayn, 1997)
Visibilización local y global a través de la puesta en común en la red de esos mapas que relevamos de la ciudad y la nueva geografía del mapa virtual como una nueva forma en la que nuestras culturas pueden estar en el mundo. Esta poética del sonido expresada en el mapa sonoro no tiene que ver tanto con los problemas de contaminación acústica sino que pretende ir documentado lugares, espacios, recovecos de la ciudad interpretados por los productores sonoros.
Internet es una auténtica tela de araña que posibilita no sólo el desplazamiento de un lado a otro del planeta, sino que permite agruparse y participar en comunidades virtuales. En sus extensas investigaciones y análisis acerca de la era de la información, Manuel Castells llega a concluir que “las redes (…) constituyen la nueva morfología social de nuestras sociedades, y la difusión de su lógica de enlace modifica de forma sustancial la operación y los resultados de los procesos de la producción, la experiencia, el poder y la cultura”. Por ejemplo, entre las varias hegemonías que Internet pone en cuestión, la escritura como fuente de civilización, de ilustración es una de ellas. Aníbal Ford, en Navegaciones, comunicación, cultura y crisis sostiene que “es bastante evidente que los estados modernos jerarquizaron la escritura casi como única forma de comunicación y de información, desplazando otras formas, otros canales. De alguna manera nuestra cultura bloqueó la reflexión, el conocimiento sobre la percepción corporal, kinésica y proxémica, el rol de los sentidos en nuestra experiencia cotidiana”. El sonido se ha convertido hoy en una herramienta importante para la vida cotidiana, ya que nos encontramos sumergidos y saturados de imágenes de todo tipo. “En los medios de comunicación existe mucha transfiguración, a tal punto que cada uno de nosotros caminamos dentro de un mundo absoluto de información, que al final de cuentas no dice nada, generando con ello una desinformación total. Van a seguir existiendo quienes tengan interés por el sonido como materia prima y absoluta, pero también aquellos que plantean el sonido como un proyecto básicamente político de intervención sobre discursos ya formulados”. (Juan Leal Ruiz, artista, en Estévez, op.cit.) El lugar del sonido es un espacio de lucha, de confrontación y de intereses, que interpela a una cierta noción de cultura cuya predominancia se ha diseminado y naturalizado entre nosotros.
Puesto que los sistemas tecnológicos se producen socialmente y que esta producción social viene determinada por la cultura, en nuestra actual era digital ésta cultura se define cada vez más por una renovada red de interacciones trans-disciplinares entre las artes, las ciencias, las tecnologías y las sociedades. Hoy en día, la producción de imágenes, imaginarios y relatos está igualmente en manos de la ciencia, del sector audiovisual o del propio ciudadano.
De hecho, nuestro proyecto de Mapa Sonoro de la Ciudad de Córdoba llamado Antropología de lo cercano surge de la colaboración intercátedras de la licenciatura en comunicación pero se origina en el área de la producción radiofónica y sus inquietudes que van desde lo artístico -en lo sonoro- a lo político -en el rol de la universidad y el contexto de la comunidad que la sostiene-. En el equipo provenimos del área de nuevas tecnologías, el teatro, la radio, la extensión universitaria, que juntos participamos de una obra que muestra la intensa y fértil sinergia que se establece en las zonas fronterizas entre arte, ciencia, tecnología y sociedad en la cultura digital actual. Y es que la red plantea adentrarse en aquellas zonas donde las fronteras y los departamentos estancos entre experiencias y campos de conocimiento, se abren y reconectan. Ámbitos en los que las identidades y la información se descontextualizan y reconfiguran.
La web 2.0 se ha constituido en una de las condiciones principales para una percepción de nosotros (individuo, barrio, ciudad) como partículas de redes mayores, un efecto de conectividad en tiempo real. Mapear la ciudad y a nosotros mismos nos permite visualizar un espacio donde la actividad de la ciudad como organismo vive, es dinámica, tiene movimiento y allí, en ese espacio, establecemos el diálogo entre la obra (el mapa), los productores sonoros y las audiencias, todos formando parte del proceso.
La ciudad se convierte en fuente de información y materia prima de creación de piezas sonoras. Los estrechos vínculos entre el espacio urbano y las conexiones virtuales de la comunicación, también son la base conceptual de este proyecto de comunicación y arte. Antropología de lo cercano genera en concreto, un repositorio de momentos y lugares de Córdoba. Sin embargo, también hay un fuerte vínculo con el presente puesto que la herramienta tecnológica permite una relativamente duradera modalidad contemporánea a la producción.
El mapa sonoro es una manera de construir sobre el tiempo produciendo una historia que se exhibe en forma de sonidos que reflejan, responden y hablan sobre la cambiante naturaleza de la ciudad como organismo vivo. La ciudad del proyecto, como la real, es un organismo constantemente reconfigurado por los cambios y por las permanencias. Los procesos que tienen lugar en el interior de la ciudad avanzan a velocidades diferentes y en varios niveles de complejidad. Por vía de la representación virtual buscamos transferir estos procesos cotidianos a esta nueva red que se superpone, la virtual, para convertirlos en obras públicas y agentes activos dentro de los procesos más amplios de construcción de identidad y comunidad.
Otra ciudad dentro de la ciudad, ciudad construida por los encuentros y las alianzas que el receptor establezca con el productor, otra ciudad donde exponer y compartir los conflictos, la organización para la transformación, donde experimentar y poner en común.
Bibliografía:
Auge, Marc. “Los no lugares, espacios del anonimato. Una antropología de la
Sobremodernidad. Ed. Gedisa, España, 1ra. Ed. 1992.
Barbero, Martín Jesús. “Convergencia digital y diversidad cultural” en Mutaciones de lo visible. Paidós, Estudios de Comunicación. Bs. As, 2010.
Castells, Manuel. “La Era de la Información. Vol. I: La Sociedad Red”. México, Distrito Federal: Siglo XXI Editores. 2002.
Earlman, Veit. “Cultura Sonora: Ensayos sobre el sonido, la escucha y la modernidad”. New York: Berg, 2005.
Estévez Trujillo, Mayra. “UIO-BOG Estudios sonoros desde la Región Andina”. Quito, 2008.
Gil, Juan. “La auralidad consensuada. Paisaje sonoro y redes sociales” . España, Escoitar.2007.
Hopenhayn, Martín. “Globalización y cultura: cinco miradas para un solo texto”. Ponencia para el XX Congreso de LASA, Guadalajara, México, 1997.
Sanguineti, Susana. “La ciudad dentro de la ciudad” en Sonidos atravesando el silencio. Ed. El autor. Córdoba, 2009.